Los Botines

CONJUNTO

Nombre: Los Botines.

Origen: Madrid.

Período de actividad: 1965-1967.

Estilo musical: Rock, beat, rhythm and blues.

COMPONENTES

Primera formación 1965 1966

– Manolo Pelayo: voz y guitarra solista (1965-66).

– Manuel Varela: batería (1965-67).

– Francisco Candela: guitarra rítmica (1965-66).

– Daniel Grandchamp: bajo (1965).

– Dominique Varcher: órgano (1965).

Segunda formación 1966 1967

– Rodrigo Alcaraz: guitarra solista (1965-67).

– Gonzalo González: bajo (1965-67).

– John Rose: órgano (1966).

– Camilo Blanes: voz (1966-67).

– Emilio Llácer: guitarra rítmica (1966-67).

– Manuel Varela (1965-67).

ACTIVIDAD

(por J. M. Moratinos)

Visto desde hoy el nombre de Los Botines va indefectiblemente unido al de Camilo Sesto, una de las mayores estrellas del pop español desde los años 70 hasta casi nuestros días. Sin embargo, mucho antes de eso otros músicos pusieron las bases de ese grupo a lo largo de una corta pero intrincada y apasionante trayectoria. Así fue que Los Botines, como tantos otros grupos pioneros del pop-rock español de los ’60, emergieron a su vez de otros. Aunque en este caso, se trataba más bien de la refundación de un conjunto anterior: Los Diablos Negros. (Ver entrada Los Diablos Negros.)

Recién iniciado 1965 se empieza a fraguar el nuevo proyecto derivado de Los Diablos Negros, con Manolo Pelayo al frente, quien exige a la discográfica la continuación de Paco Candela y Manuel Varela; a ellos se sumarán dos músicos suizos: Daniel Grandchamp (bajo) y Dominique Varcher (órgano). Acababan de nacer Los Botines, un quinteto en inicio.

Con esta formación la dirección de Columbia pretende convertir a Los Botines en un émulo de Los Brincos, el grupo de mayor éxito en España en aquel momento; y trabajan febrilmente en ello, instándoles a suavizar su sonido hacia una vertiente pop más comercial y menos agresiva. El nombre de Los Botines se elige en alusión al típico calzado español, a imitación de los zapatos con cascabeles que lucían Los Brincos. La campaña de lanzamiento incluye además apariciones en televisión, así como reportajes en las revistas musicales Fonorama y Discóbolo.

Con estos antecedentes, Los Botines graban su primer EP: “Chico ye-yé / Me marcharé / Aleluya surf / Lo que sientes por mí” (Columbia, 1965), con el cual se presentan en el Palacio de los Deportes de Barcelona dentro del evento Disquiniela, compartiendo escenario nada menos que con Lone Star y los Animals. Salvo el primero, los demás temas del disco son originales de ellos mismos.

”Me marcharé” es una buena muestra de rhythm & blues con gran trabajo a los teclados de Dominique Varcher. “Aleluya surf” es una original mezcla de beat con toques de música coral y una eficaz sección rítmica, tal vez lo mejor del disco. En esa misma línea rítmica se orienta “Lo que sientes por mí”, remitiendo bastante al sonido de Los Diablos Negros. Pero el fallo está en el tema principal: esa adaptación masculinizada de “La chica ye-yé” resulta algo ridícula al lado, además, de las versiones ya entonces tan trilladas de Conchita Velasco, Gelu o Rosalía; y eso a pesar de las briosas ejecuciones de las guitarras de Manolo Pelayo y Paco Candela, y el órgano de Varcher. Sin duda, un error de la discográfica, que hará que Candela y Varcher abandonen el grupo al año siguiente (éste último se integrará en Los Shakers). A Varcher le sustituirá, por breve tiempo, el teclista británico John Rose. Los Botines pasarán a ser un cuarteto.

Antes de finalizar 1965, Los Botines graban su segundo EP: “Capri c’est fini / I got you babe / Pan y mantequilla / Yesterday”. De nuevo, los de Columbia ponen el acento en un tema conocido, el tan escuchado entonces “Capri c’est fini” de Hervé Vilard. Lo cierto es que ante esta balada la voz de Manolo Pelayo, aun cantando en un muy digno francés, nada aporta a la versión original. De “I got you babe” éxito de Sony & Cher y “Yesterday” de los Beatles (ambos en versión en español respectivamente como “Ya te tengo” y “Sólo ayer”), otro tanto de lo mismo. De modo que el público se quedó al final con lo único original que quedaba, “Pan y mantequilla”, un divertido tema con buen ritmo de guitarras y con Manolo Pelayo cantando en un jocoso falsete. Será el tema más recordado de esta primera etapa de Los Botines, otra vez para sorpresa -y torpeza- de su casa de discos. Tras este nuevo fracaso el bajista Daniel Grandchamp abandona también el grupo para irse a Los Flecos. Entrarán a continuación dos miembros procedentes de Cefe y los Gigantes: Rodrigo Alcaraz (guitarra solista) y Gonzalo González (bajo). De nuevo, Los Botines se convierten en quinteto.

Arranca el año 1966 y, para sorpresa general, Manolo Pelayo abandona el conjunto. En realidad Columbia lo había convencido para que iniciara carrera en solitario ante las bajas ventas de los discos del grupo (¿acaso el rótulo “canta Manolo Pelayo” en la contraportada del disco anterior era ya una maniobra previa de la discográfica como adelanto de su futura carrera como solista?) A partir de ese momento, Manuel Varela toma las riendas del grupo y decide contratar a un joven cantante alicantino, de Alcoy, que responde al nombre de Camilo Blanes.

Camilo venía de cantar en Los Dayson, un conjunto de Alcoy que desde 1962 era habitual en los circuitos comarcales de bodas, bautizos y comuniones (la BBC que jocosamente llamaban), versionando éxitos del momento. En 1965 viajan a Madrid para participar en el concurso de TVE “Salto a la Fama”. No obteniendo el éxito que buscaban, el grupo se vuelve a Alcoy; menos Camilo, que prefiere perseverar en la capital. Mientras se paga su estancia cantando en pequeños locales o vendiendo en el Rastro dibujos que él mismo hace (era un gran dibujante), conoce a Cefe y Los Gigantes, con quienes está sólo una semana. Mientras Los Dayson se disuelven al año siguiente, Camilo, por recomendación de Paco Candela y a rebufo de la salida de Rodrigo Alcaraz y Gonzalo González de Cefe y Los Gigantes, aprovecha la vacante de Manolo Pelayo y da el salto con ellos a Los Botines.

Con Camilo Blanes como cantante Los Botines alcanzan su mejor momento. Atrás queda la etapa con Columbia, firmando con Sonoplay. Junto a las nuevas incorporaciones se suma la del guitarrista rítmico Emilio Llácer, procedente también de Los Dayson. La banda queda conformada con: Camilo Blanes, Rodrigo Alcaraz, John Rose, Gonzalo González, Emilio Llácer y Manuel Varela.

Los nuevos Botines publican el sencillo: “Te voy a explicar / Eres un vago” (Sonoplay, 1966), su tercer disco. Ambos temas son originales del grupo, con un sonido alegre y directo que recuerda a sus orígenes. En “Te voy a explicar” destacan los coros bien trabados que se unen a la voz brillante de Camilo. “Eres un vago” muestra un rock más agresivo de guitarras y un texto burlón y descarado, muy en la onda de sus contemporáneos Micky y Los Tonys. Llama la atención la portada del disco, con la batería Ludwig de Manuel Varela en primer plano para recordar su liderazgo del grupo.

Pero será al año siguiente, 1967, cuando Los Botines acabarán muriendo de gloria. El carisma de su vocalista atrajo la atención del mundo del cine. Así, a comienzos de ese año Camilo Blanes será llamado para intervenir en la película “Hamelín” (Luis María Delgado), protagonizada por Miguel Ríos. También con Los Botines rodará una versión española cinematográfica de “Hamlet” de Shakespeare. Pero sobre todo, ese año Los Botines aparecen en “Los Chicos del Preu” (Pedro Lazaga), uno de los filmes más populares del cine español de los ‘60, donde junto a Karina y otras primeras figuras actorales, Camilo hará un papel tan autobiográfico como sorprendentemente premonitorio, al hablarle con lucidez a su padre (José Luis López Vázquez) de su sueño inquebrantable por convertirse un día en una artista de fama mundial.

Finales de 1967. El éxito de estas películas, sobre todo “Los Chicos del Preu”, y las buenas ventas de su último disco hacen crecer las actuaciones y apariciones en televisión de Los Botines. Estaban alcanzando su madurez y gozando por fin de la fama y el reclamo comercial que buscaban. Es entonces cuando Manuel Varela decide abandonar el grupo, entrando en su lugar a la batería Javier de Juan (quien años después se convertirá en uno de los más prestigiosos músicos de sesión de España). Será por breve tiempo pues, como quedó dicho y de manera algo extraña, la banda acaba disolviéndose antes de que acabe el año.

Como secuela última del grupo, un efímero dúo entre Camilo Blanes y Gonzalo González, muy en la onda de Juan y Junior, que en realidad sólo fue el ensayo de un proyecto posterior: el lanzamiento de Camilo como artista en solitario. Aunque no fue sino hasta casi tres años después cuando, de la mano de Juan Pardo, el apellido Blanes fuera sustituido por Sexto (a raíz de un comentario del propio Camilo en el que aseguró que era el “sexto Camilo” de su saga familiar) y luego la “x”, sustituida por la “s”. Eran finales de 1970, y aunque hubo que esperar casi dos años más para su primer número uno con “Algo de mí”, acababa de arrancar la meteórica carrera del gran Camilo Sesto. También hay que decirlo, con un estilo mucho más melódico, bastante apartado del sonido de su anterior etapa con Los Botines y Los Dayson.

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