Mochi

(por J.M.Moratinos)

ARTISTA
Nombre: Juan Erasmo Mochi
Origen: Barcelona
Período de actividad: 1961-actualidad
Estilo musical: Pop, balada

ACTIVIDAD
Sin duda es uno de los artistas más polifacéticos del pop pionero español: cantante, compositor, productor, actor, guionista, autor y director teatral, presentador, showman… Un auténtico todoterreno que nos llegó con la primera televisión musical en la España de mediados de los años sesenta del siglo pasado: aquel inolvidable “Escala en Hi-Fi”. Pero antes de eso, ya había rodado lo suyo.

Juan Erasmo Mochi nació en Barcelona el 24 de enero de 1943, siendo el mayor de cinco hermanos, de padre mallorquín y madre catalana. Con 14 años se marchó a Francia con un amigo, donde “tuve que sobrevivir trabajando en las viñas y cantando en los bistros”, contaría luego. Le gustaba interpretar a Brassens, Brel y Nino Ferrer. Una experiencia precoz pero enriquecedora para él.

A su vuelta, y dada su vocación musical, su abuela, concertista de arpa, le insta a estudiar canto, solfeo y armonía con la soprano catalana Filomena Suriñach. Iba para cantante de ópera, sólo que a Juan lo que le tiraba es el pop y el rock.

En 1960, con 17 años, se traslada con sus padres a Palma de Mallorca. Allí forma su primer grupo, “Mochi et les sauvages”, con buena acogida pero corta vida. Luego de acompañarse por el conjunto local Los Beta Cuartet funda The Runaways, grupo que acabaría convirtiéndose en los míticos Bravos. Con 19 años se casa con Anne, una joven francesa con la que tendrá tres hijos: Juan Enrique, Ivo y Miguel Ángel.

A punto de iniciar una gira por Alemania abandona de The Runaways para presentarse al primer Festival de la Canción de Mallorca, ganando el primer premio con “Recordar”, el segundo con “Me lo dijo Pérez” (ex aequo con Karina) y el cuarto con “La canción de Mallorca”.

En 1965, es contratado para protagonizar la película “Megatón ye-yé” (1965, de Jesús Yagüe) junto a Micky y Mª José Goyanes entre otros, auténtica cinta pionera del cine musical pop hispano, que representaría a España en el Festival de Cine de San Sebastián. Comienza así su carrera en solitario.

Y en ese mismo año de 1965, éxito llama a éxito, Televisión Española lo contrata para presentar “Escala en Hi-Fi”, el célebre programa musical de Fernando García de la Vega que desde 1962 se venía emitiendo con creciente aceptación y todo un hito de la historia de TVE. De su mano, jóvenes actores, actrices y cantantes emergentes como Luis Varela, María José Goyanes, Concha Cuetos, Karina o Juan Pardo interpretaban en play-back éxitos nacionales e internacionales del momento. Durante las cinco temporadas que lo presentó el programa alcanzó su máxima popularidad. De ahí salta a otros espacios televisivos, también en calidad de presentador: “Hoy también es fiesta” y “Buenas tardes”, ambos durante dos temporadas.

En 1968 vuelve a la gran pantalla con “La viudita ye-yé” (1968, protagonizada por Mary Santpere).

Tras su etapa en “Escala en Hi-Fi”, Juan Erasmo comienza a compaginar sus múltiples facetas artísticas: como cantante (su sólida voz de barítono-tenor), como actor (su presencia en escena), como presentador (su naturalidad y simpatía ante el público). Incluso como compositor sabe alternar temas ligeros y festivos como “Gitanito”, “Mamy Panchita” o “María Teresa”, con otros de tono romántico, trascendente incluso como “Qué hay en tu marida”, “Amada mía” o “Los que se van”; “Un camino hacia el amor” y “Tema de amor” (respectivamente, primer y segundo premio en el Festival de Benidorm de 1974) o “La palabra” (primer premio del Festival de la Paz de Valladolid en 1975).

Hasta mediados de los setenta Mochi encadenaba éxito tras éxito en distintos festivales (Mallorca, Benidorm, La Paz… ya antes citados).

En 1977 abandona España para trasladarse en principio a los Estados Unidos. Se afinca luego en Colombia, donde contrae matrimonio con la actriz colombiana Ana Linda Zago, con la que tiene dos hijas, Ania y Verónica. Durante casi ocho años realiza actuaciones multitudinarias en distintos países de América Latina. “Allí todo eran besos, abrazos y buenas palabras», afirmará. Triunfa en México, Chile, Venezuela, Panamá, Perú, Colombia… (en Medellín llegó a inaugurar una sala de fiestas de Pablo Escobar). Aunque no todo fueron satisfacciones: en México, su tema “Como techo el cielo” fue censurado por su letra sobre un romance entre una chica joven y un hombre más mayor.

En 1980 Junto con su esposa Ana Linda interviene en la película colombiana “Área maldita” : ella como actriz de reparto y él como autor de la música. Compone además para varias productoras de telenovelas: las venezolanas «Amada mía” y «Emilia», y la colombiana «La bruja de las minas».

En 1984 regresa a España para dedicarse casi exclusivamente a la producción musical de otros artistas: Los Chichos, Paolo Salvatore, Silvia Tortosa, María Jiménez, Sara Montiel, Joselito, Mari Trini o Betty Missiego.

En 1985 publica el álbum “Apasionado”, en el que ahonda en las baladas. No obstante, se retira momentáneamente de los escenarios.

Ya en los 90, tiene que afrontar duros golpes en su vida privada que le hacen refugiarse mas que nunca en su música. El resultado es la publicación del álbum “Latidos”, que resume claramente las influencias latinas que ha venido absorbiendo en los años anteriores. A los ritmos calientes del disco se unen temáticas sociales universales (que ya antes había abordado) en hermosas canciones como “La palabra por la paz”, cuyos derechos cedió íntegramente a la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

En 1999 volvió a asomarse al cine, co-protagonizando con Eusebio Poncela el largometraje “La Sombra de Caín”. También hizo una aparición junto a Pepe Sancho, en el último capítulo de la serie “Antivicio” para TV, en 2000.

Con el nuevo milenio a Mochi le llega el encargo de componer la música ambiental para Faunia, del Parque Zoológico de Madrid. Junto con Benjamín Torrijo y Ana Linda se entrega con entusiasmo al proyecto. «Era un desafío interesante imaginar qué sonidos podían hacer los animales o los fenómenos que ocurrían en la Tierra… Lo pasamos pipa”, explicaría. Poco después publica “Canto a los que me cantan”, un álbum de homenaje a los intérpretes que han grabado sus canciones (Nino Bravo, Julio Iglesias, Sara Montiel, Bertín Osborne, Joselito, Los Tres Sudamericanos, Manolo Otero…), en el que ofrece su propia visión de algunos de esos temas.

Muestra cada vez una mayor inclinación por el teatro, área en la que decide tomar las riendas en todas sus facetas: director, guionista, cantante, compositor y productor. Comienza abordando dos proyectos simultáneamente: por un lado, junto a Betty Misiego, Alfonso Pahino y Silvia Tortosa forma una compañía musical que, con el nombre de “Estrellas de siempre”, presenta un emotivo homenaje a Cecilia y Nino Bravo dentro del espectáculo “Están aquí”. Además, en 1977 y junto a Silvia Tortosa, había protagonizado la comedia musical “La pulga (una historia de cuplés picantes)” y para Rosa Valenty escribe la comedia musical “Rosa de Noche”, estrenada con gran éxito en el Music Hall Pasapoga de Madrid, permaneciendo siete meses en cartel.

A finales de 2005 Juan Erasmo emprendió una denuncia contra Miliki (Emilio Aragón Bermúdez) por plagio de los temas del CD de éste “Las tablas de multiplicar”. Al año siguiente Mochi editó el disco a su legítimo nombre sin que la denuncia se consumara; no obstante, Juan había escrito los temas 10 años antes, habiendo cedido los derechos a UNICEF.

En 2007 sus pretensiones teatrales están en lo mas alto, y estrena la obra “Nuestras dos almas”, una emotiva introspección en la vida y el pensamiento del gran poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, cuya voz encarna el periodista y musicólogo Alfonso Eduardo, en diálogo con sus célebres “Rimas” recitadas por Juan Erasmo con el fondo de las piezas musicales compuestas al efecto por él mismo y Benjamín Torrijo. La obra fue editada por la SGAE a través de la Fundación Autor.

Vuelve a la comedia musical con “Entre boleros y rancheras, el amor no tiene edad”, que escenifica un triángulo amoroso en clave de humor, protagonizado junto a Betty Missiego. La obra fue un éxito que se representó en distintos teatros de España, lo que le lleva a repetir la misma fórmula y trama en “Con el amor me lío” en 2012, esta vez en compañía de la gran Silvia Tortosa nuevamente y con el debut en las tablas de la hija de Juan, Verónica Zago.

Su último montaje escénico ha sido “Los reyes del guateque”, un homenaje a los músicos y la música de su generación, incluida la suya propia, junto a Micky y Helena Bianco. Desde 2017  dicho espectáculo le ha servido de plataforma para realizar el programa radiofónico del mismo nombre que se emite cada sábado desde entonces en la emisora madrileña Radio Sol XXI, en el que interpreta grandes éxitos de los años sesenta y setenta.

En fechas recientes, y para conmemorar el medio siglo que lleva en el mundo del espectáculo, la SGAE ha publicado un doble CD recopilatorio de sus grandes éxitos titulado “50 aniversario”. Además ha visto la luz el que es su último disco hasta hoy, «Bailando con México», en el que repasa distintos clásicos como “El rey”, “Malagueña” o “Volver, volver”, pero a través de originales arreglos pop y rock propios de su personal estilo.

Pocos artistas en España han exhibido tantas cualidades como Juan Erasmo Mochi. No obstante, su reconocimiento no ha estado a la altura de sus méritos. De haber nacido en un país anglosajón seguramente sería una estrella consagrada en escenarios como Las Vegas, o con giras y espectáculos multitudinarios. Tal vez su marcha a América a mediados de los años setenta, estando aún en el cénit de su popularidad aquí, haya tenido que ver en ello. En su caso, como en el de algún artista mas, se nota la falta de un manager a la altura de su valía, que hubiera sabido guiar y gestionar sus facultades creativas e interpretativas. Como cantante, una voz no del todo aprovechada; y como compositor, un repertorio muy ecléctico, sin duda una rara virtud si compones para terceros, que en cambio puede resultar contraproducente si no se ajusta a una línea definida cara al gran público y al mercado de la propia interpretación.

En un intento por corregir esta irregular trayectoria, y aprovechando sus éxitos festivaleros, su posterior orientación hacia baladas de corte romántico, coincidiendo con su migración a América, ha hecho que sea allí donde se tenga una imagen de Mochi, el de esas baladas románticas, muy distinto al de aquí, los temas más ligeros y festivos.

Su etapa teatral durante las dos últimas décadas tampoco puede pasarse por alto. Sin duda oscilar entre la comedia musical y la elegía poética (su obra sobre Bécquer) y salir airoso en todos los casos sólo está al alcance de muy pocos creadores. Sin embargo, tampoco en este caso ha tenido el suficiente reconocimiento y eco popular que merecería.

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